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SIETE TESIS SOBRE EL TERRORISMO ACTUAL - Extracto -

SIETE TESIS SOBRE EL TERRORISMO ACTUAL - Extracto - Conferencia de José María Aznar
Universidad de Georgetown, 21.09.04

SIETE TESIS SOBRE EL TERRORISMO ACTUAL

No soy futurólogo, pero conozco algunas cosas acerca del terror. Las resumiré en siete tesis.

1.- La victoria sobre el terrorismo es posible si entendemos a qué nos enfrentamos en primer lugar. Es la vieja máxima del gran pensador chino Sunt Zu: “conoce a tu enemigo”.

Es comprensible y humano no querer ver los problemas. Pero también es irresponsable y peligroso cuando de lo que estamos hablando es de la peor amenaza a la que se enfrenta hoy la libertad. La Comisión bipartidista sobre el 11-S creo que ha realizado un extraordinario papel definiendo con nombre y apellidos el terrorismo que desde esa fecha negra veníamos eufemísticamente llamando terrorismo de alcance global, terrorismo internacional o megaterrorismo. Ya se han acabado las ambigüedades: a lo que debemos hacer frente primordialmente, en tanto que sociedades democráticas, es al terrorismo islámico. Ni más ni menos. ¿Hay otros terrorismos? Por supuesto. Cuando yo abandoné voluntariamente el poder, hace ahora medio año, dejé a ETA postrada, pero no acabada; y hay bandas armadas sembrando el terror por medio mundo, desde Colombia a Filipinas. La gran diferencia entre todos esos grupos y el terrorismo islámico es que éste no pretende hacer con el poder, instalarse en nuestros gobiernos, aspira a borrarnos como sociedades, a acabar con nuestros gobiernos y estilo de vida al mismo tiempo. Es más, en su ideología no cabe contentarse con expulsar a los infieles de los santos lugares (léase Arabia Saudí o el Golfo). El establecimiento de su Califato pasa por esclavizarnos en todos sus sentidos.

2.- El segundo paso para asegurarnos la victoria es aceptar que estamos en guerra. Seguramente no una guerra convencional o tradicional, pero sin duda una nueva forma de conflicto. Aceptar que estamos en guerra. Desde luego no querida ni buscada, sino impuesta por la implacable lógica del enemigo.

Frente a un enemigo en guerra total, sin tregua ni cuartel, el apaciguamiento en sus múltiples manifestaciones no es viable. No es una opción, simplemente. Mucha gente piensa que los atentados del 11-M se produjeron por haber apoyado la intervención para derrocar a Saddam Hussein en Irak. Para ellos, el ataque terrorista más grave de toda nuestra historia nacional se reduce a un castigo por haber ido de la mano de los Estados Unidos en su política hacia Irak. De ahí que una retirada de la coalición internacional se interpretara como una medida de vuelta a la normalidad y a la tranquilidad. Si Irak fue la causa, saliendo de Irak los terroristas no tendrían motivos para golpearnos de nuevo. Una lógica tan simple como equivocada.

Hoy sabemos que los atentados del 11-M en Madrid comenzaron a prepararse en octubre del 2001, en la estela del 11-S y que nada tenían que ver, en su origen, con Irak.

3.- El hecho de que sea una guerra total –o ellos o nosotros- obliga a una política activa, que persiga la victoria y no simplemente la gestión más o menos apañada del problema. En otras palabras, la contención, como se hizo con la antigua URSS, no es viable. Moscú aceptó mal que bien el juego de las esferas de influencia y las fronteras geoestratégicas siempre estuvieron muy claras. El fundamentalismo islámico no conoce ni respeta frontera alguna. Nos atacan en nuestro propio suelo porque ese es su teatro preferido. Y lo seguirían haciendo por mucho que lográramos contener su marea al oriente Medio. ¿Quién podría sentirse libre de amenazas cuando se hubieran instalado en Arabia Saudí, los emiratos, Kuwait e Irak, por citar unos pocos casos, repúblicas de corte fundamentalista con claros vínculos con Al Qaeda? ¿Quién podría argumentar que podríamos cercarles y enclaustrarles en esa región? Región, por lo demás, no lo olvidemos, que encierra las mayores reservas de petróleo del mundo. Nunca tendrían los terroristas más medios a su disposición.

4.- Estamos en guerra no sólo con una banda o movimiento terrorista, sino con toda una ideología. Por tanto, con la búsqueda y captura de los terroristas no se acaba el problema. Hay que deslegitimar su causa. La guerra contra el terror sólo se ganará si al final somos capaces de eliminar la causa más profunda de su existencia: el odio contra la modernidad y los valores occidentales que emana en Oriente Medio con especial virulencia. Junto a la inteligencia, la policía y las fuerzas armadas, la batalla por las almas y corazones también hay que librarla. Y eso pasa inexorablemente por una transformación de las condiciones de vida del mundo árabe. La teocracia y la corrupción no son seguridades de nada más que de resentimiento y odio. Sólo una liberalización económica y la apertura política pueden llevar un rayo de esperanza a millones de seres que hoy sólo encuentran consuelo en la intolerancia religiosa. La Iniciativa por el Amplio Oriente Medio parece un buen instrumento para forzar el cambio imprescindible.

5.- Toda guerra tiene su Frente Central. En la Guerra Fría fue Alemania; hoy, en la guerra contra el terror islámico es Irak. Y eso hay que entenderlo y asumirlo. Quienes anteponen una agenda antinorteamericana o antihegemónica, son incapaces de ver que el fracaso en Irak conllevaría una derrota para todos nosotros a los ojos del fundamentalismo islámico y le daría nuevos bríos al terrorismo. Bin Laden, no lo descuidemos, no sólo está convencido de que derrotó a la URSS en Afganistán en la década de los 80 sino que cree que fue el causante de su implosión y consiguiente desaparición. Y confía ciegamente de que podrá hacer lo mismo con los Estados Unidos y con todos nosotros. Romper su endiablada lógica pasa por derrotarle ahora en Irak.

6.- La cooperación internacional es imprescindible para combatir con éxito el terror. Pero esa cooperación debe trascender con mucho el plano operativo y consolidarse políticamente al máximo nivel. Hay que dotarse de la imagen de la unión, la coherencia y la consistencia. Y venderla. El mundo islámico radical debe ver nítidamente que estamos unidos en un único combate. Por eso creo que ya no vale con repetir infatigablemente, como suele hacerse de cumbre en cumbre, que somos una comunidad de valores e intereses comunes. Tenemos que convertirnos en una comunidad de acciones comunes. En ese sentido ya he avanzado en otros foros mi idea de la necesidad de trascender las instituciones que surgieron tras el 45 y que nos sirvieron excelentemente durante muchos años, pero para otros propósitos. Estoy firmemente convencido de que la victoria contra el terror exigirá la generación de una Alianza por la Paz, la Seguridad y la Prosperidad que una y reúna a aquellas democracias liberales capaces y con la voluntad de actuar y hacer frente al terrorismo.

7.- Finalmente, permítanme recordarles que el nuevo terrorismo por desgracia no acaba con el viejo terrorismo. Pero ese es otro tema.

1 comentario

Candidatos Congreso -

Considero que para luchar contra el terrorismos debemos hacerlo de una forma democrática, para evitar derramamiento de sangre de civiles que no tienen nada que ver en el conflicto,hace poco leí un artículo que hace referencia a este tema en un portal colombiano dedicado a brindar informción clara y objetiva sobre el tema de las elecciones 2010 en este país.